Aurora Hernando "tiene una mágica goma de borrar con la que anula todo lo superfluo hasta dejar la esencia de las cosas", consiguiendo instalar en sus obras, policromadas y vibrantes, "un proceso de apropiación y acumulación de memoria y el misterio de la evocación de los recuerdos, o lo que queda de ellos cuando se convierten en ecos de imaginación". Texto de Javier Cerezo (Babel)

Y es que hay una magia en la obra de la madrileña que consigue salpicar al espectador. Lo hace con imágenes figurativas y sutiles, y con tonos cromáticos que hacen referencia a la propia paleta de la naturaleza (blancos, marrones, amarillos, rojizos, negros, azulados, verdosos, ocres…); que le sirven a su creadora para materializar reflexiones sobre el tiempo, la luz, el planeta, sus seres, la sociedad, las personas... Así, materializa el aire, el suelo y el agua en unas cerámicas de colores intensos, luminosos y radiantes.